Pre-textos hacia las VIII Jornadas Anuales de la APM: "Ferrari vs. la semantis religiosa o “la aprehensión pura del deseo del Otro como tal" Por Osvaldo Gómez Lez


Pre-textos

Hacia las VIII  Jornadas Anuales de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones

ANGUSTIA SIGLO XXI
-CUANDO EL TRAUMA AGUJEREA EL IDEAL-

Viernes 18 y Sábado 19 de Octubre
Museo“Juan Yaparí” (Sarmiento Nº 319 Posadas, Misiones)


Ferrari vs. la semantis religiosa o “la aprehensión pura del deseo del Otro como tal

Por Osvaldo Gómez Lez



Intentaré aproximarme a este número 14 de Conceptual desde la lectura del artículo de Gabriela Rodríguez La Herejía de León Ferrari del apartado Conexiones. Este notable artista plástico argentino recientemente fallecido muestra en su obra de qué modo el artista se enfrenta al gran Otro con todas sus antinomias y su descaro voraz. Señalaré lo que puede tener de creativo el desenlace de un enfrentamiento con lo angustioso que no se disuelve en la obra, sino que lo lleva al límite. Así lo describe su biógrafa Andrea Giunta, en una tensión paralizante de donde emerge el genio del artista y su derroche de excitada subversión: “Existe un borde, una frontera sutil por la que el artista navega. En ésta no sólo están implícitas las alternativas entre la ética o la estética, sino también una tercera zona, habitada por pliegues y camuflajes, que hace innecesaria la opción. Un dispositivo semioculto, situado entre la seducción y la polémica, expresión de la poderosa tensión entre la belleza y la perturbación”. (1)

El arte del Ferrari en los años ’60 propone un modo de exorcizar la desnudez de la letra de toda conexión semántica por aquel intento de mostrárnoslo en su cruda belleza, en la pura rivalidad narcisista del yo al otro, en este caso, de la letra como Arte, frente al Otro de la Religión, allí donde la omnipotencia desconocida de ese Otro intimidante puede asumir la forma de la Mantis Religiosa: la madre devoradora de afiladas fauces, cara a la imaginación de Lacan y de los surrealistas. A esa angustia Lacan la llama “la opresión indecible”. (2) 
De regreso a Buenos Aires desde el exilio político, desde el Conceptualismo enfrenta el verticalismo de un Cristianismo feroz e intolerante. A la semantis religiosa que a todo le da sentido, como dice Lacan respecto a la Iglesia Católica (3), antepone la escritura asemántica. Semantis y asemantis en una esgrima por el dominio del corte, de la alusión, del happening, de la sorda discusión representativa de un arte miliar llamado a pulverizar los mecanismos del autoritarismo, allí donde, como cabeza de Hidra aparezca: militarismo, misoginia, publicidad, crímenes políticos, moralina, falso pudor sexual.

Esta resolución se manifiesto en 2004, en el desparpajo alegre y vital frente al escándalo de la censura religiosa in crescendo a la libre expresión de su arte (4), así como su defensa de la obra Savon de corps de la artista Nicola Constantino, calificada injustamente de “antisemítica”, por alusiones trasnochadas al Holocausto, sin fundamento alguno. En alusión a los crímenes de la religión y al verdadero antisemitismo en el arte, Ferrari comentaba: “Estamos volviendo a la Edad Media […] Bertrand Russel tenía razón cuando dijo que la religión es una fuerza del mal”.(5)Esa figura sin objeto que es la angustia obsesiona al artista que no tiene otro modo de responder al deseo del Otro sino disociando, desacralizando, descontextualizando la imagen sustituyéndola por la nuda letra o el anuda-miento (grafemas en cadena y mentís del autor) concatenada de la escritura. Desliz que por efecto de la angustia producida por la religión como mal inasible puede ser llamado herejía. Se trata de una postura ética y política que emana del agon con la angustia de ese "Che vuoi?": "¿qué quieres?". … "¿qué me quiere?" del Grafo del Deseo que opera desde el Otro la castración. (6)

Ticio Escobar, curador y crítico de arte paraguayo, en un reciente artículo de homenaje, pondera así la operación Ferrari en la encrucijada Arte-Religión: “Se sabe que, fuertemente pertrechada en torno a una posición política, la obra de Ferrari se constituye en un documento constante de denuncia contra la injusticia, el autoritarismo y la discriminación. Aunque ocurran paralelamente a la escena de su obra más directamente involucrada en esa denuncia, las escrituras imposibles de Ferrari se encuentran cargadas por la misma energía que mueve su indignado alegato en contra de toda forma de abuso y represión. Por más directas que sean las imágenes que lo expresen, esa radical postura suya de rechazo nunca debe ser leída en forma literal: siempre resta un remanente reacio al símbolo; lo que excede en su demasía el poder de toda forma. Y siempre queda, por eso, abierto un trecho de falta: el lugar desde donde opera la diferencia.” (7)

Lo angustiante de ser un enigma para el deseo del otro acorrala, acecha, himnotiza, embeleza. Pero al mismo tiempo, se resuelve decorosamente por la salida al arte: en ese desdibujado escape se escabulle toda la tensión del genio que no cesa sino con la muerte. Aclaro que la angustia no es la fuente única del genio. Es el escalofrío propio de una neurosis educada para responder a esa esfinge que se nos presenta en el camino con su enigma entre jodida y permisiva por la aduana de la vida. 

La intimidación del vacío del papel en blanco por escribir encuentra analogía en la angustia sin objeto, similar al concepto por representar en la plástica, cuando lo que no cesa de escribirse insiste en el hueco de la falta. El sujeto emerge una y otra vez como falla en la estructura y aquí pongo en conexión toda la metáfora del Arte con ese furioso garrapateo que no cesa de nombrar la cosa, todavía insatisfecho en el punto final. Lo real de la experiencia no se circunscribe totalmente a la significación, queda un resto. Desde el más humilde escrito sin pretensiones literarias hasta la más elaborada engañifa del sentido (revestimientos de figuras retóricas, neologismos, arquitecturas lógicas insólitas o laberínticas), el psicoanálisis descubre que el objetivo no es el deseo de comunicar algo, sino la imposición misma del enigma après coup de la letra, el cual pide ser interpretado. Marcelo Ale, introduce su libro hablando del inconsciente a partir de Freud: “La máquina de escribir jeroglíficos” (8), como aquel aparato del deseo que no se satisface en el escrito, sino en la sensación de un avance o plus de goce sobre el sentido, hacia la pura apuesta por el enigma. Ese enigma apunta al inconsciente como escritor. Así, el acontecimiento de la escritura no es obligatorio ni necesario al acto de la lectura. La contingencia de la lectura refuerza el aserto de Lacan que sitúa el acto de la lectura como un efecto transgresor y modificador del sujeto. La desconexión entre la gratuidad y la oferta de la escritura y los efectos de significación que impactan, seducen y reconstruyen el sentido están del lado del lector. 

Al menos es esto lo que provoca un texto psicoanalítico –nos lo recuerda Enrique Acuña (9)– crea ecos, resonancias, paroxismos de sentido en el cuerpo que remiten a una experiencia de corte y reinscripción que genera un texto otro, no un simple comentario exegético. Lacan concluye que el psicoanálisis no es una hermenéutica, cuando advierte sobre el gran malentendido que hay sobre el dispositivo, que no es el analista el intérprete fiel de las formaciones del inconsciente, sino el mismo analizante. La subversión del psicoanálisis no está entonces en la genialidad de la teoría, sino en la conquista de una nueva transmutación subjetiva. Escribir teoría en psicoanálisis comporta una nueva lectura de la experiencia analítica, de los efectos subjetivos de su praxis, sin veladas pretensiones de generalización científica. Sin ser fin de análisis sobrelleva ese gesto triunfal de no sucumbir en la angustia, sino apostar a futuro por el decir en sus flancos descuidados, atravesando fantasmas, bordeando el a del deseo irreductible ya sea, en el triunfo sobre el ardid de un deseo otro desconocido o en el relevo del próximo enigma subjetivo.

Celebro la publicación nº 14 de Conceptual, como la decantación y progresión de un trabajo articulado y lógico en el espíritu de la experiencia analítica.
Posadas (Mnes.) – Argentina, 19/10/2013


Osvaldo Gómez Lez: (Asunción del Paraguay, 1968). Prof. Lic. en Filosofía. Miembro y fundador de APPA - Asociación Psicoanalítica Paraguaya Arandu. Presidente del CIF - Centro de Investigaciones en Filosofía del Paraguay. Docente, ensayista e investigador. E-mail: ogymagog@gmail.com

Notas:

(1) Andrea Giunta (Comp.),El caso Ferrari. Arte, censura y libertad de expresión en la retrospectiva de León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta 2004-2005. Ed. Licopodio, Buenos Aires,2008. Citado en: http://www.artishock.cl/2013/07/leon-ferrari-1920-2013/
(2) Jacques Lacan, Seminario 9. La Identificación. Clase 16 del 4 de Abril de 1962.
(3) Jacques Lacan, El triunfo de la religión: precedido de Discurso a los católicos. Buenos Aires, Paidós, 2005.
(4) Biografía en http://www.leonferrari.com.ar/index.php?/info2/bio/ (cf. Andrea Giunta Op. Cit.).
(5) León Ferrari. “Los crímenes, el arte y la religión” en Ñ Revista de Cultura del diario Clarín. Buenos Aires. Año II - Nº 59 del 13 de noviembre de 2004. pp. 52-53.
(6) Jacques Lacan, Seminario10. La Angustia. Clase 1 del 14 de Noviembre de 1962. Buenos Aires, Paidós, 2006.
(7) Fragmento de un artículo de Ticio Escobar sobre Ferrari, escrito para el Museo Blanton, de Austin, USA. Publicado en el Correo Semanal del diario Ultima Hora - Paraguay del 3 de Agosto del 2013. Consultado on-line en http://www.portalguarani.com/106_ticio_escobar/21029_acerca_de_una_obra_de_leon_ferrari__texto_de_ticio_escobar.html
(8) Marcelo Ale, Pasión y encanto en la experiencia analítica. La Plata, el ruiseñor del Plata, 2010. p.14.
(9) Enrique Acuña, Resonancia y silencio. Psicoanálisis y otras poéticas. La Plata, EDULP, 2009.