La experiencia analítica


La experiencia analítica

Comentario de “Resonancia y Silencio. Psicoanálisis y otras poéticas” de Enrique Acuña (*)

Por Lorena Danieluk


Resonancia y silencio…Introducen, al decir de su autor, a una clínica que es crítica, es decir, que elabora sus conceptos en tensión con otros campos del saber.

Los artículos muestran operaciones en donde lo real es captado por lo simbólico, operaciones que no obstante, siempre dejan un resto incapturable, pero que el atravesamiento de la experiencia analítica logra modificar ese resto/real en juego.


Dice el autor “un psicoanálisis comienza con el sentido de las palabras y termina con la implicación del sonido en el silencio, no el de la pulsión, sino el del poema”. Pasaje, entonces del sufrimiento a la posibilidad de creación.


Por lo tanto, se lee una superestructura simbólica que toma, captura, transforma, etc. A la vez, una articulación o nudo entre los registros – real, simbólico e imaginario- , pero una experiencia que es “comandada” por lo real, en tanto brújula orientadora. Un real que evidentemente se transforma al ser capturado por el sentido. Pero lo que orienta es lo no- dicho, que paradójicamente se presenta sólo en el discurso del que habla.


El acto analítico separa, dice Acuña, el sentido del sonido. Es así como el sentido se encuentra con su límite en el sonido.


De este modo, según mi lectura, sería ésta una de las lógicas que permiten la lectura de los artículos comprendidos en esta sección.


Veámoslo uno por uno:



1- La Neurosis.


El síntoma, sería tanto un conflicto como una solución, ya que implica una doble sustitución, la idea reprimida y sus afectos. Como resultado de esta operación tenemos una nueva modalidad de satisfacción. Cuestión que explica muy bien, por que alguien puede no – querer- curarse. El síntoma puede hacer a un sujeto un poco feliz.


Según el autor, cuando Lacan señala el uso del síntoma refuerza el costado de satisfacción como ganancia de placer que obtiene su sentido, pero también alude a sus beneficios secundarios.


Esto se ilustra en un fragmento de un caso donde paradójicamente, la recepción de una herencia genera un desequilibrio económico. El beneficio secundario del síntoma está en relación a los prolongados reposos en cama, cuestión que le hace pensar en distintos métodos para quitarse la vida, y algunos viajes a los que su marido la lleva para que mejore su estado de ánimo.


Mientras que el usufructo de goce, aparece en un sueño, ella se sabe en la posición de tener el dinero de otro, esa es su impostura, dice el analista.


Es ahí donde se instala la suposición de un saber, la intención de una significación por venir.


La apuesta analítica es orientarse por ese real que compone esa molécula, donde la envoltura significante encierra goce. Conectar al sujeto a su causa. Operar en lo real de esa causa con un sentido.


2- La Psicosis.

Incluso el artículo que trabaja la psicosis, en tensión con la adicción. Muestra como la droga – en tanto significante- puede incluirse con sus múltiples usos en diferentes estructuras. En relación a la psicosis, cuenta el autor, no siempre es posible que cumpla una función de suplencia del significante del Nombre – del - Padre, aunque sí podría tener una función compensadora, en tanto atempera la angustia del automatismo mental. Entonces, la introducción de una sustancia, que genera transformaciones en los tres registros: en lo Simbólico de la palabra, ya sea atemperando los pensamientos o exacerbando el disparo de palabras; en lo Imaginario, en el registro del otro semejante y en lo social; y en lo Real del organismo biológico.


3- El cuerpo:


Cuando del cuerpo se trata, se piensa que la posibilidad de “tener un cuerpo”, estaría dada por la incorporación del significante, sobre un puro organismo biológico. El significante se incorpora – la libido como laminilla, captura la biología del cuerpo. No obstante, no todo se absorbe sobre él. Esta falla es una norma para entrar a lo viviente. Además muestra que el cuerpo esta hecho para gozar. La captación “fallida” o “incompleta” – si se me permite la expresión- que la libido hace de lo biológico, crea en cada órgano una función según la variable del deseo. Con lo cual bien se podría tener un ojo para no ver.


Pero el hablante, dice el autor, no se entera, si no es por gozar, que vive. El gozar de la vida no es algo captable por imágenes y palabras, sino lo que queda por fuera de ellas. Un objeto en posición de “inclusión externa”.

4- Una clínica que es crítica:


Dijimos más arriba, una clínica que construye sus conceptos en conexión a otros campos del saber. Entonces se puede leer en estos artículos, a la clínica analítica como en tensión con el discurso de la época, donde si bien aparece la oferta de “dígalo todo”, uno puede pensar – muy analítica – la diferencia está en el hecho de que la oferta mediática pretende con esa proposición, victimizar al sujeto, es decir, se queda en el plano de la queja, el sujeto queda “disculpado” en su síntoma en tanto modo de respuesta que plantea algo sobre su deseo.


Mientras que del lado del psicoanálisis, lo deja bien claro Acuña, se trata de captar una singularidad vía la interpretación analítica, con la posibilidad de captar lo real en juego en “ese” y ya no en “todos” los casos.



(*) Texto leído en la mesa de presentación de este libro en la ciudad de Posadas (Misiones) en el marco de las IV Jornadas de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones. Octubre 2009.