Recepciones y resonancias del psicoanálisis en la Argentina


Recepciones y resonancias del psicoanálisis en la Argentina
(*)

Por Rodrigo Cibils


Como pueden leer en el programa, elegí de título “Recepciones y resonancias del psicoanálisis en la Argentina” porque este estado de investigación es una consecuencia y continuación del trabajo presentado en las III Jornadas Anuales de la APM, realizada en el 2008. También incluyo la palabra “Resonancias” haciendo eco de la presentación que se va a realizar del libro de Enrique Acuña.

Este trabajo se desprende del Módulo de Investigación: “El psicoanálisis y los acontecimientos del discurso”, el cual tiene por objetivo investigar las condiciones que hacen posible la recepción del psicoanálisis y sus diferentes modos de transmisión. Partimos de la hipótesis según la cual se trata de una lectura de acontecimientos del discurso, no de los hechos a los que el discurso se refiere (1)

A meses de festejar los cien años de la entrada del psicoanálisis en la Argentina, notamos como en la actualidad se da una expansión de su terminología, y como sus términos han encontrado una gran difusión en el lenguaje corriente. Las Terapias Cognitivas Conductuales (TCC) se apropian y simplifican nociones del psicoanálisis, como sucede, por ejemplo, con el término “Complejo”. Esto nos muestra claramente Graciela Avram en su crítica documentada sobre “las terapias alternativas y los programas de autoayuda” (2), donde muy bien define a estas terapias como “sentido común disfrazadas de explicación”.

Hacia 1910 había un gran movimiento cultural y científico en nuestro país, y como parte de las actividades realizadas para celebrar el primer centenario de la revolución de mayo, se llevan a cabo diferentes congresos con una gran variedad de temas a tratarse. Se desarrolla el “Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina”, precedida por la Dra. Cecilia Grierson, primera médica argentina egresada en 1889 de la UBA. También se lleva a cabo en Buenos Aires el “Primer Congreso Internacional Americano de Medicina e Higiene”, y es en este congreso donde el psicoanálisis entra en nuestro país de la mano del Dr. Germán Greve, con su trabajo titulado “Sobre Psicología y Psicoterapia de ciertos Estados Angustiosos” presentado ante la sección de “Neurología, Psiquiatría, Antropología y Medicina Legal” o como también se la designo “Medicina y sus Clínicas”. Casi la totalidad de los trabajos presentados en el congreso dan cuenta de temas netamente médicos (sífilis, colitis, tétano, cáncer, anemia, etc.), y en este contexto médico, es que Greve desarrolla su tema, “Introduce la Peste en Buenos Aires” como diría Nasio de Masotta.

Germán Greve era de ascendencia alemana y nació en Valparaíso en el año 1869. En 1893, luego de recibirse de médico y de farmacéutico, viajo a Alemania donde se especializó en enfermedades nerviosas y mentales. En su regreso a Chile, se dedico a la práctica privada en neurología y psiquiatría. Tal vez, podríamos pensar que en su viaje a Alemania tomo contacto con los textos freudianos, pudiendo leerlos en sus ediciones originales en alemán.

En su exposición, Greve desarrolla un resumen de la teoría de Freud dando cuenta de una atenta lectura de sus trabajos, también expone como Freud trabaja con sus pacientes y explica en qué consiste la regla fundamental del psicoanálisis. Expone que teoría y práctica se articulan y modifican mutuamente, dice Greve: “…con las variaciones en la concepción de la teoría, ha ido variando, en partes más o menos importantes, el método curativo que de ella desprende, y su historia está de tal manera ligada con la de la evolución de la teoría, que se hace materialmente imposible mantenerlas separadas en su estudio” (3).

Germán Greve no explicita la bibliografía, pero se puede deducir, dice Eduardo Romero, que toma como referencia trabajos como “La herencia y la etiología de las neurosis”, “Estudio sobre la histeria”, “La interpretación de los sueños”, “Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa”, en donde se basa para describir la trayectoria de la neurosis obsesiva, “Psicopatología de la vida cotidiana” y “Tres ensayos de teoría sexual”, desde donde introduce la “sexualidad infantil”, tema controvertido y polémico para la época, como así también la idea de cuerpo fragmentado en zonas erógenas. Germán García dice que Greve sitúa, desde el comienzo, su exposición en torno al “cuerpo erógeno” oponiéndolo al cuerpo de la medicina.

A esto, dice Greve, “…la teoría más rudamente combatida, sin duda, es la del profesor vienes Freud; la importancia que da a la sexualidad en la génesis de la neurosis, es la causa de los más acerbos ataques en gran parte anticientíficos y prejuiciosos…” (4).

La presentación sobre los conceptos psicoanalíticos que hace Germán Greve produce una inscripción en nuestro país, en nuestra cultura, y por lo tanto, no se lo puede tratar como “non arrivée”, como no acontecido, más bien este hecho adquiere estatuto de “acontecimiento”. Lo certifica Freud en su artículo de 1914, “Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico”. Además, hay que considerar el éxito que tuvo su exposición, las consecuencias se manifestaron en publicaciones locales como “ecos” de su disertación. Por ejemplo, en 1926 Enrique Mouchet escribe una crítica, “La significación del psicoanálisis”, y en 1929 Gregorio Bermann escribe “Psicología del Narcisismo”, ambos publicados en “La semana médica”.

Eduardo Romero, evidentemente tomando un libro documentado de Germán García, afirma que a partir de su entrada se trato de debilitar al psicoanálisis, asociándola con otras prácticas ajenas a la medicina asegurándose así la exclusión de su discusión en los ámbitos científicos nacionales. Para luego, que en un segundo momento, habiendo el psicoanálisis vencido algunos prejuicios respecto de su eficacia, sea la medicina quien reclame, como por un derecho divino, la exclusividad de su práctica.

En una entrevista que le realizó Viereck a Freud en 1926, y que se publico en Virtualia, Freud dice, “la historia, esa vieja plagiadora, se repite después de cada descubrimiento. Los doctores combaten cada nueva verdad en el comienzo, después procuran monopolizarla” (5).

Pero no todo ha sido “color de rosas” de Greve hacia el psicoanálisis, recordemos que en 1943 publica un libro caótico que lleva por nombre “La debilidad de la voluntad”, volviéndose “débil” la mano que alguna vez le tendió al psicoanálisis.


Así como Greve introduce la doctrina de Freud en nuestro país, es Emilio Pizarro Crespo en 1936 quien cita por primera vez en forma reiterada a Jacques Lacan, en un trabajo sobre “Las neurosis obsesivas y las fobias”, publicado en la revista “Psicoterapia”. Hay que recordar que Pizarro Crespo sigue el mismo camino que Greve con Freud, encuentran y luego reniegan del psicoanálisis.

Cuando digo que Pizarro Crespo fue el primero en citar a Lacan remarco la palabra “citar”, operación distinta a la de “introducir”, siendo Masotta quien introduce a Lacan en un Retorno a Freud desde 1959 hasta su muerte en 1979.

En 1959 en el Nº 13 de la Revista Centro, en donde Masotta era colaborador, se explaya y menciona por primera vez a Lacan en una nota al pie donde hace referencia a la importancia institucional, política y epistémica de Lacan. El articulo lleva por nombre “La fenomenología de Sartre y un trabajo de Daniel Lagache”, que luego fue incluido en el capitulo “Filosofía y psicoanálisis” de su libro “Conciencia y estructura”.

En la nota se aclara el origen de “La psychanalyse” (Nº1, 1956), revista en la que se había publicado el trabajo de Lagache al que Masotta hacía referencia en el titulo.

En esta nota, Masotta se refiere a la “Escisión del ‘53”, a partir de la cual Lacan y Lagache fundan la Sociedad Francesa de Psicoanálisis. Dice Masotta, “…la crisis interna se produce por dos órdenes de razones. Por un lado, el modo de entender la formación del psicoanalista… (mas adelante dice Masotta) …pero las otras razones también existen…lo que denuncian los lacanianos es cierto positivismo y la pasividad del psicoanálisis francés ante la penetración del culturalismo norteamericano…contraponiendo una vuelta a Freud…” (6).

Y efectivamente (continua diciendo Masotta), la escisión se produce menos a raíz de discusiones teóricas, que con motivo de la organización de las condiciones y de los planes de estudio de un nuevo instituto” (7).

Ya a finales de 1959 Masotta empieza a vivir una “agonía de a dos” cuando su padre enferma de leucemia. Con la muerte del padre sobreviene una crisis en Masotta, y en 1960 se despide de su padre como así también se va despidiendo, de manera simbólica, de la filosofía de Sartre, a partir de lo cual empieza a frecuentar el psicoanálisis de manera más decidida. Dice Masotta, “Tuve entonces que buscarme un psicoanalista. Y me pase un año discutiendo con él sobre si mi enfermedad era una histeria o una esquizofrenia…” (8).

El Retorno a Freud producido por la lectura de Lacan comienza el 12 de Marzo de 1964, con una conferencia que realiza Masotta en el Instituto de Psiquiatría Social de Pichón Riviere. Hay que tener en cuenta que los “Escritos” de Lacan se publicaron en libro en 1966, antes los artículos de Lacan circulaban en revistas especializadas, y fue el mismo Pichón Riviere, dice Germán García, que “le enseño a Masotta lo que en realidad no sabía (como Charcot le enseño lo que no sabía a Freud), que le haya proporcionado aquellos artículos de Lacan que alguna vez habrá leído” (9).

Más adelante, en 1974, luego de diez años de la fundación de la Escuela Freudiana de París, Oscar Masotta crea su escuela, la Escuela Freudiana de Buenos Aires como “parodia” de la escuela lacaniana. Imitación que no es una copia, ya que la imitación a diferencia de la copia no se deja dominar por el habla y la lengua del otro, como cita Germán García. Con palabras de Masotta, “…hemos aprendido que también podríamos parodiar la experiencia lacaniana real, parodiar una Ecole…” (10). Fue la primera escuela de orientación lacaniana que existió en los países de nuestra lengua. Enrique Acuña en su artículo “Declinaciones de un sobreviviente” dice, “tanto el primer congreso lacaniano del 1969 después de su conferencia en el Instituto de Pichón Rivière (1964) como “Lecciones introductorias”, y las clases del Di Tella van preparando el acto de fundación de una Escuela Freudiana de Buenos Aires en 1974 que nacía con la conciencia de ser parodia de la de Lacan y no un invento, aunque era ‘nuestra y original’” (11).

En 1975, cuando Masotta ya se encuentra instalado en Europa luego de su exilio, presenta antes los miembros de L’ Ecole Freudienne de París, y ante Lacan, la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Como dice Masotta, se trataba de nombrar nombres, “...la Escuela Freudiana de Buenos Aires fue nombrada ante Lacan y ante L’ Ecole” (12). De esta manera, cumplió su misión, su “escuela” había sido reconocida.

En 1979, unos meses antes de su muerte, se produce la escisión de la escuela masottiana, a raíz de causas estrictamente políticas, la cual quedó dividida por jerarquías y grados, “médicos “clínicos” en el refugio jurídico (dice Enrique Acuña), laicos “teóricos”, refugiados en la doctrina” (13).

Más adelante, continua diciendo Enrique Acuña, “el tiempo como duración efectiva del lacanismo va desde 1969 a 1974 como entrada. Luego devino cierta instalación de ese discurso hasta la escisión de la EFBA de 1979, efecto real de la represión que actuó sobre los futuros analistas. Ese tiempo concluye en 1984, luego de la reunión de Caracas (en donde se puso en acto una política de olvido de la enseñanza de Masotta) y la muerte de Lacan, con el ejercicio de una nueva institucionalización -en democracia- cuando se realiza el III Encuentro del Campo Freudiano en Buenos Aires, y se relanza otra época con la llegada de J.-A. Miller y el retorno de algunos analistas exilados como Germán García entre muchos” (14).

Para finalizar, podría pensar a partir de lo que nos enseño Masotta, que “…lo que sostiene al psicoanálisis en la actualidad, no es la teoría, sino la política…”, cuestión que resalta Germán García sobre la persona de Masotta al definirlo como un “político del psicoanálisis” (15).


(*) Texto leído en las IV Jornadas de la Asociación de Psicoanálisis de Misiones. Octubre 2009


Notas

(1) Confrontar con García, Germán Leopoldo. La entrada del psicoanálisis en la Argentina. Obstáculos y perspectivas. Ediciones Altazor. 1978. Buenos Aires.

(2) Avram, Graciela. Terapias y terapeutas. El fin del psicoanálisis no ha tenido lugar. Ediciones Grama. 2005.

(3) Dr. Germán Greve. “Sobre Psicología y Psicoterapia de ciertos Estados angustiosos”. En “Actas y archivos del Primer Congreso Internacional Americano de Medicina e Higiene” Compilación del Dr. Luis Agote. Archivos de la Biblioteca para graduados y profesionales de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Extraído del artículo de Eduardo Romero, “Hacia el primer centenario del psicoanálisis en la Argentina. 1910: el poder de la palabra vs el ejercicio del poder”.

(4) García, Germán. La entrada del psicoanálisis en la Argentina. Editorial Catálogos. 2005. Pág. 181.

(5) George Sylvester Viereck. Entrevista a Sigmund Freud. 1926. Publicado en Virtualia Nº15, Revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana.

(6) Masotta, Oscar. Conciencia y estructura. Editorial Jorge Alvarez. Buenos Aires. 1968.

(7) Idem.

(8) Idem.

(9) García, Germán. La entrada del psicoanálisis en la Argentina. Editorial Catálogos. 2005. Pág 259.

(10) Izaguirre, Marcelo. Oscar Masotta. El revés de la trama. Atuel. Buenos Aires. 1999.

(11) Acuña, Enrique. Declinaciones de un sobreviviente. Resistencia del psicoanálisis a la represión.

(12) Izaguirre, Marcelo. Oscar Masotta. El revés de la trama. Atuel. Buenos Aires. 1999.

(13) Acuña, Enrique. Declinaciones de un sobreviviente. Resistencia del psicoanálisis a la represión.

(14) Idem.

(15) García, Germán. Oscar Masotta. Lecturas Críticas. Atuel-Anáfora. Buenos Aires. 2000.